jueves, 25 de abril de 2019

Te quiero...

Hace unos años, en mi primera Umrah, conocí a una persona muy especial, se llamaba Aminah. Era mi compañera de habitación. Tenía cáncer. Su aspecto físico reflejaba la dureza de los tratamientos a los que estaba siendo sometida para luchar contra su enfermedad; pero su alma reflejaba una fortaleza que nos contagiaba de vida a todas las demás. 

Aún recuerdo cuando sentadas sobre la cama, comenzó a relatarme su dura realidad, y me confesaba que su mayor miedo, era saber que si se iba, lo haría  dejando a sus hijos demasiado pequeños aún (de 9 y 11 años en aquél entonces).

Tenía un corazón enorme, desprendía amor y generosidad. Siempre buscando alguna forma diferente de dar caridad, de acercarse a Allah. Dejando, por ejemplo, su huella de forma permanente en la Casa Sagrada de Allah, a través de los Coranes que compró para asegurarse una fuente inagotable de “hasanat” hasta el Día del Juicio final. 

También recuerdo a menudo cuando me confesó: “los lunes y los jueves, cuando veo que la gente está ayunando, deseo con todo mi corazón echar el tiempo atrás y haber aprovechado mi tiempo cuando aún tenía salud. Ahora es demasiado tarde, ya no me queda salud para ello...”

Aprendí mucho de ella, más de lo que jamás podría haberse llegado a imaginar...

Aprendí que nunca es demasiado tarde, que no importa cuán lejos hayamos estado de Allah, Él mantiene Sus puertas abiertas, esperando nuestro regreso. 

Aprendí que cuando uno siente la necesidad de dar un paso por amor a Allah, no hay ser humano que lo convenza de lo contrario o lo haga dudar. Pues a Aminah, fueron muchas personas las que le habían aconsejado guardar su dinero y posponer su viaje a la época de la Umrah de Ramadán o el Hajj; pero ella sentía que tenía que hacerlo en ese momento. Y Alabado Sea Aquél que la guió a mantenerse firme ante esa decisión, pues Él sí sabía que no llegaría a ninguna de esas dos fechas. 

Pero sobre todo, aprendí a decir TE QUIERO a tiempo. 
Solo habían pasado un par de meses desde nuestro regreso, cuando empeoró y la hospitalizaron. Fuimos a visitarla, nuestra compañera de habitación y yo. A penas podía hablar. No se movía.
Me impactó su estado, de repente fueron pasando por mi cabeza de forma fugaz todos y cada uno de nuestros recuerdos...
Sentí la necesidad de decirle ”te quiero”, pero algo en mí me volvió a paralizar durante unos segundos.
Quizá el verme rodeada de personas para las que yo era una extraña, y que jamás podrían llegar a comprender la unión tan fuerte que se forma entre dos personas que han vivido esa maravillosa experiencia juntas. Pero quizá también sea que nos hemos acostumbrado a ir con esa coraza de cara al público, reprimiendo nuestros sentimientos, enmudeciendo a nuestro corazón por miedo a parecer cursis o demasiado sensibles.
Alabado Sea Aquél que hizo desaparecer esos pensamientos absurdos de mi mente para permitirme pronunciar esas dos palabras a tiempo: “TE QUIERO”.
Me apretó la mano mirándome fijamente, y con algo de esfuerzo, me respondió: “Y YO A TI”. 

A la mañana siguiente, al despertar, encontré un mensaje de nuestra compañera: “Aminah ya se fue, Rahimaha Llah...”
Desde aquél día, no me callo un solo te quiero. Ni siquiera después de una discusión, aunque me sienta dolida...al poner la cabeza sobre la almohada, y apagar la luz, vuelve el recuerdo de Aminah, y no soy capaz de conciliar el sueño hasta soltarlo: TE QUIERO.

Recuerda: algún día, será el ultimo...

No hay comentarios:

Publicar un comentario