viernes, 19 de octubre de 2012

Esperando Tu llamada...


Oh, Allah; día a día oriento mi rostro hacia la ennoblecida Mecca y dirijo mis oraciones hacia Tu casa sagrada, la Kaaba; e imagino lo maravillosa que será la sensación de estar a unos pocos metros de ella.
Oh, Allah; sentiré como un escalofrío recorre mi cuerpo al saber que estoy pisando la tierra que vio nacer a mi amado Profeta Muhammad (que Tu paz y Tus bendiciones sean con él, Allah); sentiré como se congelan las lágrimas en mis ojos al sentir el peso de los pecados sobre mis hombros… Cabizbaja y humillada ante Tu grandeza, Oh Allah, ante Ti, que Eres El Más Santo, El Supremo Soberano...

Mi espíritu saldrá de mi cuerpo por unos segundos, para flotar en busca de Tu perdón. Mis oídos no percibirán sonido alguno, pues en mi imaginación, la multitud se paralizará, y no habrá nadie entre Tú y yo… Tú, mi Señor, El Único, sin asociados, El Incomparable y sin paralelo, El Verdadero Grandioso, El Todo Poderoso… y yo, Tu sierva, pequeña e insignificante, humillada por haber sido injusta conmigo misma...


Oh, Allah, no dejes que exhale el último soplo de mi corazón sin antes haberte adorado lo mejor que pueda; pues, ¡Exaltado Seas, realmente no Te adoramos como mereces ser adorado! 
¡Oh, Allah, Tú que Eres El más Generoso; no me prives, ni prives a ninguno de Tus siervos de viajar en busca de Tu perdón! ¡Oh, Allah, no nos prives de Tu misericordia; ciertamente esta abarca todo cuanto existe! ¡Oh, Allah!; recíbenos como invitados en Tu casa Sagrada, recíbenos con Tu infinita Misericordia, recíbenos con el perdón de nuestros pecados; oh, Allah, Tú que eres El más Compasivo, El más Misericordioso, El Perdonador y El que esconde las faltas…

Déjanos viajar hacia Tu luz, permítenos presentarnos ante Ti pronunciando la Talbiyyah y sentir como nuestro corazón se llena de amor hacia Ti al proclamar Tu grandeza y Tu unicidad…

Ya puedo oírlo, ya puedo sentirlo…

لَبَّيْكَ اللَّهُمَّ لَبَّيْكَ لَا شَرِيكَ لَكَ لَبَّيْكَ إِنَّ الْحَمْدَ وَالنِّعْمَةَ لَكَ وَالْمُلْكَ لَا شَرِيكَ لَكَ


(Labbaika Allahumma labbaik, Labbaika la sharika laka labbaik, inna-l-hamda wan-ni`mata Laka walmulk, La sharika Lak)


"Aquí estoy Oh Allah, (en respuesta a Tu mandato), Aquí estoy. Aquí estoy, Tú no tienes copartícipe, aquí estoy.
Ciertamente, todas las Alabanzas, 

Benevolencia y Soberanía Te pertenecen, Tú no tienes copartícipe".

¡Oh, Allah, haznos de aquellos que respondan a Tu llamada, haznos peregrinar hacia la casa Sagrada, para adorarte y suplicarte...¡Y haznos regresar con la pureza que nos otorgaste al salir del vientre de nuestras madres, aquella pureza que nosotros mismos con el paso de los años fuimos contaminando mediante la acumulación de pecados en nuestros corazones!


Atestiguo que nadie merece ser adorado excepto Tú, oh Allah, y que Muhammad es Tu siervo y mensajero.

Esperando Tu llamada, ¡Oh, Allah! ...

jueves, 18 de octubre de 2012

Princesas coronadas por el Islam


Muchas mujeres quieren ser princesas, quieren que se les trate como tal.... pues que sepan que lo pueden ser en cada instante de su vida sin tener sangre real o noble, TODAS nacieron para serlo, solo que algunas actúan para serlo y otras no, mientras se quejan y sueñan en vano.

Una verdadera princesa es quien actúa como una princesa de verdad, elevando su valor ante todos y en especial ante los hombres, es quien camina, habla, viste, se culturiza...como una princesa de verdad.

Oh mujeres, quien quiere algo lucha por ello, y en este caso debes luchar contigo misma para elevar tu espíritu más allá de lo mundano, hazte ver como una princesa, en especial por tu carácter, educación, pudor, moral, cultura... Una princesa es quien sin verla sientes que lo es, una princesa es quien con sus palabras y actos te hace sentirte ante un ser elevado, una princesa no es un cuerpo solo, no es desnudez, no es maquillaje, no es ser "cool", no es bailar delante de todo el mundo, no es decir palabras mundanas....

Toda princesa tiene un código que seguir, una ética que cumplir, un protocolo que respetar, ¡una princesa es en primer lugar un corazón! 
ALLAH escogió para vosotras un palacio y lo llamó el Paraíso, y escogió para vosotras un camino y es este mundo, y os indicó dicha ética, protocolo y código para elevaros por encima de esta vida mundanal, para protegeros de los peligros y las tentaciones de dicho camino y para que la gente virtuosa os reconozca, os alabe, os siga y os ponga la corona que merecéis en esta vida, a la espera de vuestra verdadera corona merecida en la vida eterna. Dicha gente virtuosa, os presentará su ayuda, su protección y su amor...
Sigue el camino que Allah ha elegido para ti y serás una princesa coronada .


sábado, 28 de abril de 2012

¿Por qué no preguntan a las mujeres musulmanas?


Yo invito a cualquier persona, a cualquier mujer no musulmana aquí presente, que cuando terminemos aquí, se le acerque a cualquier musulmana y hable con ella. Y no le preguntemos por ejemplo, a Bárbara Walters (periodista televisiva), como es que la mujer musulmana se siente. No le preguntemos a Tom Brook (periodista televisiva), como la mujer musulmana se siente. No le preguntemos a la CNN, ABC, FOX, ni le preguntemos al London Times, o al Australian Times, no le preguntemos a los no musulmanes acerca de cómo la mujer musulmana se siente; o acerca de cómo viven, o cuáles son sus principios y de cuáles son sus retos...

SI QUIEREN SER JUSTOS, PREGÚNTENLE A UNA MUJER MUSULMANA. ¡PREGÚNTENLE A MI ESPOSA! ¡O PUEDEN PREGUNTARLE A MI MADRE! Pregúntenle a una mujer musulmana que conozca bien su religión, que sea devota a Su Creador, que sea parte de la comunidad en que vive, una que entienda y conozca cuáles son sus responsabilidades, pregúntenle a ella. Si hacen eso, creo que serán justos, y no tendrán necesidad de preguntarle a nadie más. PERO EL PROBLEMA REALMENTE ES, QUE NADIE QUIERE PREGUNTARLE A LAS MUJERES MUSULMANAS. Preferimos tomar fotos de mujeres en Afganistán, o fotos de mujeres en Palestina, o fotos de mujeres de aquí y allá...

Y queremos escuchar lo que algunas personas dicen acerca de la circunscición femenina, como si los musulmanes agarrarán 30000 ó 40000 mujeres musulmanas de alrededor de todo el mundo para circuncisarlas... ¡Una escena de horror como en las películas de Steven Speilberg!

Déjenme mencionarles un dato estadístico que ustedes deberían saber. Si ustedes hacen una encuesta aquí mismo, donde nos encontramos ahora, les digo esto: La mayoría de las mujeres musulmanas aquí presentes serán pronto graduadas universitarias o ya son graduadas universitarias, o es una mujer muy inteligente, y muy orientada hacia la sociedad y la familia. Y dentro de su núcleo familiar esa mujer es capaz de administrar las finanzas a la par o mejor que el hombre. Me pregunto, ¿qué significa eso para ustedes? Ahora, cuando ustedes se encuentren con mujeres que son oprimidas, explotadas, maltratadas dentro de la sociedad musulmana, es producto de que esos musulmanes no están representando los principios básicos del Islam, y en cada religión, hay ovejas negras. 


Pero al mismo tiempo, ustedes no pueden decirme que las 148000 prostitutas que caminan en las calles de Londres o las 76000 prostitutas que caminan en las calles de Holanda, y que cuentan hasta con licencia para prostituirse...¡USTEDES TAMPOCO PUEDEN DECIRME QUE TODAS ESAS NIÑAS JOVENCITAS CAMINANDO DESNUDAS EN AUSTRALIA...NO PUEDEN DECIRME QUE ESO REPRESENTA "LIBERACIÓN"! Tampoco pueden decirme que los 2350 abortos o asesinatos que tienen lugar principalmente entre las mujeres jóvenes, no pueden decirme que eso representa sofisticación o liberación. Ustedes no pueden decirme que una mujer desnuda sentada en una barra de chocolate, que una mujer vendiendo de todo, ¡hasta pasta de dientes!...¡USTEDES NO PUEDEN DECIRME QUE ESO NO REPRESENTA EXPLOTACIÓN! Así que pongamos las cosas en contexto, vamos a hablar de las cosas correctamente y seamos justos y objetivos. Y déjenme darles otro dato estadístico. LA PROSTITUCIÓN, LAS ENFERMEDADES VENÉREAS, LOS ABORTOS Y LA PEDOFILIA, Y ESA TERRIBLE CANTIDAD DE NIÑOS SIENDO SECUESTRADOS Y VIOLADOS DÍA A DÍA EN EL MUNDO OCCIDENTAL, ES PRACTICAMENTE DESCONOCIDA EN EL MUNDO MUSULMÁN! 


¿NO CREEN QUE LAS ESTADÍSTICAS HABLAN POR SÍ MISMAS? 

lunes, 16 de abril de 2012

"Un viaje desde el bikini al niqâb"

Mi viaje desde el bikini al niqâb

El nuevo símbolo de la libertad de la mujer

Por: Sara Bokker (Una ex-actriz/modelo y activista)

Soy una mujer norteamericana que nació en uno de los Estados campesinos del bello Oeste americano de una familia de clase media.

Y como cualquier otra chica, soñaba con la vida excitante de una de las gigantes ciudades de Norteamérica. Un sueño que no empecé a realizar hasta culminar los diecinueve años.

Cuán feliz he sido al tener éxito en la realización de mi sueño trasladándome a vivir a Florida, y de ahí a la “meca” de los famosos y magnates, en el distrito de “South Beach”, en Miami.

Y como cualquier otra chica ambiciosa, presté una atención completa a mi apariencia porque estaba convencida de que fuera de mi belleza física yo no tenía ningún otro valor.

Mantuve un sistema riguroso de prácticas atléticas y de ejercitación con el objeto de mantener una buena forma física a fin de potenciar mi atractivo, consiguiendo un certificado especializado que me permitía dar prácticas a otras chicas interesadas a su vez en adquirir mayor esbeltez y mejor forma física.

Me trasladé a un apartamento lujoso que asoma sobre una atractiva vista del océano. Acudía frecuentemente a las playas para disfrutar de las miradas de admiración y de las palabras de elogio que tanto me encantaba escuchar.

Por último conseguí vivir ese sueño que había identificado siempre con el de una vida lujosa.

Pasaron años para comprobar por fin que cuanto más avance obtenía en el ámbito de la belleza y la atracción, cuanto más disminuían los sentimientos de autoestima y de felicidad. Descubrí con el paso de algunos años que me había convertido en prisionera de la moda y en rehén de mi propia apariencia.

Cuando la fosa entre mi felicidad y mi vida fulgurosa comenzó a ensancharse, empecé a escaparme de la realidad mediante el consumo de bebidas alcohólicas y la asistencia a fiestas, en ocasiones; mediante la meditación y el intento de descubrir las otras religiones y creencias, en otras; así como ayudando a otros o defendiendo a los débiles, otras veces. Sin embargo no tardó en incrementarse esta fosa hasta convertirse en un río de una profundidad abismal. Después de mucha meditación, nació en mí el pleno convencimiento de que mis placeres no eran sino un refugio para el dolor en lugar de ser fuente de curación.

Después de los acontecimientos del 11 de septiembre y las reacciones que lo precedieron, me llamó la atención ese ataque abierto contra todo lo islámico y el anuncio conocido de reanudar “una nueva cruzada”. Por primera vez en toda mi vida me había llamado la atención algo que se llama Islam.

Hasta ese momento todo lo que conocía sobre el Islam se limitaba a la utilización por parte de las mujeres de un velo con el que se cubren parecido a una tienda de campaña; al machismo y la opresión de las mujeres por parte de los hombres; a la cantidad de “harenes” y a un mundo lleno de atraso y terrorismo.

Como mujer entusiasmada por defender los derechos de la mujer y activista idealista que aboga por la justicia social, y después de mucho esfuerzo que duró varios meses, por pura coincidencia me encontré con un activista norteamericano líder en el encabezamiento de campañas en pro de la reforma y la realización de una justicia social para todas las clases y en su enfrentamiento a las cruzadas de odio racial y a las oleadas de islamofobia. Me incorporé al trabajo de algunas campañas protagonizadas por este activista que, en aquel entonces, englobaban el tema de las elecciones, los derechos civiles y otras cuestiones relacionadas con la justicia social.

Actuando como activista, mi vida se transformó radicalmente, y en lugar de defender los derechos de una cierta clase o grupo de gente determinada, aprendí que los conceptos de justicia, libertad y respecto son conceptos que no se limitan a una cierta clase o grupo de gente concreta o a una criatura particular. Comprendí que el interés del individuo es una parte complementaria al del interés del grupo.

Por vez primera había aprendido lo que significa: “Todos los seres humanos han nacido iguales”. Lo más importante es que estaba convencida de que la fe es la única manera de descubrir la unidad del universo y la igualdad de las criaturas.

Un día me encontré un libro del que la mayoría de los norteamericanos poseen una idea negativa. Dicho libro es Al-Qor`ân.

Al principio, y al emprender la lectura de este libro, me llamó la atención la claridad de su estilo, notablemente diáfano, luego me detuve ante su extraordinaria elocuencia explicando la realidad de la creación y la existencia y finalmente me sedujo la explicación detallada de la relación entre el Creador y la creación. Encontré en Al-Qor`ân un diálogo directo dirigido al corazón y al alma sin necesidad de ningún intermediario ni sacerdote. Esto me hizo despertar a la verdadera realidad.

Los sentimientos de felicidad y de profunda satisfacción que sentía a través del trabajo y del papel que desempeñé con este activista no eran sino el resultado de mi aplicación práctica del mensaje del Islam, y por la experiencia de mi vida, pues en la práctica estaba obrando como musulmana, aun cuando ni siquiera se me había pasado por la mente hasta ese momento abrazar el Islam.

Mi curiosidad me incitó a adquirir una ropa bella y larga y un velo para cubrirme el pelo semejante a la vestimenta de las mujeres musulmanes que vi en las revistas. Me encaminé por los mismos distritos por donde me había movido un día antes vistiendo bikini u otra elegante vestimenta corta y transparente.

A pesar de que los viandantes, las caras, los escaparates y los pavimentos aparecían ante mí como de costumbre, algo había cambiado de una manera total, y ese algo era yo.

Por primera vez en mi vida percibí lo que era ser respetada como mujer. Sentí que mis grilletes como esclava de la seducción se habían roto. Sentí una alegría inmensa al comprobar la mirada de confusión y extrañeza en los rostros de la gente en lugar de las miradas de cazadores en busca de presa. De repente me di cuenta que el peso de las montañas había abandonado mi espalda. Ya no estaba obligada a invertir largas horas en la compra, maquillándome, alisándome el pelo y haciendo ejercicios de esbeltez para mantener la buena apariencia. Por fin, y después de mucha angustia, había conquistado mi libertad.

De entre todos los países del mundo, encontré mi Islam dentro del distrito que se describe generalmente como “el sitio más lleno de libertinaje e indecencia de toda la tierra”, lo que envolvió mi sentimiento hacia mi nueva creencia de una mayor gloria y sublimidad.

A pesar de que me sentía contenta llevando la vestimenta islámica “Hiÿâb”*, sentí preferencia por “An·Niqâb”* al vérselo puesto a algunas mujeres musulmanes.

(* “Al-Hiÿâb” consiste en ponerse una vestimenta que cubre todo el cuerpo excepto la cara y las manos.
* “An·Niqâb” consiste en ponerse una vestimenta que cubre todo el cuerpo incluso la cara y las manos y dejando una abertura para los ojos.)

Una vez pregunté a mi marido, que era musulmán y con quien me había casado unos meses después de anunciar mi conversión al Islam, si tenía que llevar An·Niqâb o si me bastaba con Al-Hiÿâb. Me contestó que los ulemas musulmanes coinciden con unanimidad sobre la obligatoriedad de ponerse Al-Hiÿâb, al tiempo que no existe dicha unanimidad respecto a la obligación de ponerse An·Niqâb.

Al-Hiÿâb que yo me ponía por aquél entonces consistía en una larga vestimenta que cubría todo mi cuerpo desde el cuello hasta los pies y un velo que cubría toda mi cabeza excepto mi rostro.
Después de transcurrir un año y medio puse al tanto a mi marido de mi deseo de ponerme An·Niqâb.

El motivo por el cual decidí llevar An·Niqâb era por una voluntad de mayor acercamiento a Al∙lâh y para aumentar mi sentimiento de tranquilidad y sosiego poniéndome una vestimenta más púdica. He recibido de mi marido todo el apoyo, pues me acompañó a comprar un Isdâl, una ropa que cubre desde la cabeza hasta los pies y un Niqâb que cubre todo el pelo y la cabeza excepto la abertura de los ojos.

No tardaron en sucederse las noticias sobre las declaraciones de políticos, hombres del vaticano, liberales y los denominados defensores por los derechos humanos y las libertades. Todos coincidieron en condenar Al-Hiÿâb en ocasiones y An·Niqâb en otras, pretendiendo que ambos obstaculizan la comunicación social hasta tal punto que uno de los responsables egipcios ha descrito Al-Hiÿâb como “un paso hacia atrás”

En medio de este ataque despiadado contra las expresiones de castidad de la mujer musulmana, encuentro ciertamente que esta campaña no es sino una descarada expresión de hipocresía. Sobre todo en un tiempo en el que rivalizan los gobiernos occidentes y los supuestos defensores de los derechos humanos en defender los derechos de la mujer y su libertad en el seno de unos sistemas que promueven ciertas expresiones específicas para la castidad mientras que al mismo tiempo estos mismos “luchadores por la libertad” no prestan ninguna atención cuando se la priva a la mujer de sus derechos en el trabajo, en la enseñanza y de otros derechos, no por otra cosa sino por insistir en mantener su derecho a elegir ponerse Al-Hiÿâb o An·Niqâb.

Resulta chocante que las mujeres que llevan Al-Hiÿâb o An·Niqâb se enfrenten cada vez más a la privación de su derecho a trabajar y a estudiar no solamente bajo sistemas como Túnez, Marrueco y Egipto sino también bajo otros muchos regímenes de las denominadas democracias occidentales como Francia, Holanda y Gran Bretaña.

Hoy sigo trabajando como activista por los derechos de la mujer, pero una activista musulmana que llama a todas las mujeres de los musulmanes para cumplir con sus obligaciones de facilitar todo apoyo a sus maridos y asistirles en la práctica correcta de la religión, perfeccionar la educación de sus hijos como musulmanes practicantes con el objetivo de volver a ser de nuevo los rayos de luz y guía y los faros de bien para toda la humanidad. Para que defiendan la verdad cualquiera que sea y rechacen la falsedad, cualquiera que fuese. Para que digan la verdad de modo que se eleve su voz sobre cualquier pecado. Para que mantengan con firmeza su derecho a ponerse Al-Hiÿâb o An·Niqâb y acercarse a su Creador con cualquier acto de obediencia que quieran.

Y es además igual de importante comunicar su experiencia personal de cómo han conseguido el sosiego poniéndose Al-Hiÿâb a aquéllas hermanas que se han privado del gozo de este acto de obediencia, o que no perciben qué significa Al-Hiÿâb o An·Niqâb para la mujer que elige ponérselo así como el motivo de nuestro gran amor y fuerte aferramiento por este acto de obediencia.

La mayoría de las mujeres que llevan An·Niqâb son de occidente. Algunas hermanas no están casadas, y otras no reciben un apoyo total de su familia ni de su entorno. Sin embargo lo que nos une es que la decisión de llevar An·Niqâb ha sido por voluntad absoluta de cada una de nosotras, y que cada una de nosotras rechaza completamente la negación de nuestro derecho a llevarlo.

Queramos o no, las mujeres del mundo actual viven en medio de poderosos medios de comunicación que hacen propaganda para una vestimenta que destapa más de lo que cubre. Esto ocurre con todos los medios de comunicación y en todos los lugares del mundo.

Y como mujer, que no era musulmana anteriormente, insisto en el derecho de todas las mujeres de la tierra a conocer Al-Hiÿâb y a conocer sus virtudes, del mismo modo que no son consultadas cuando se promociona la permisividad.

Todas las mujeres de la tierra tienen el derecho a conocer cuánta felicidad y sosiego otorga el acto de ponerse Al-Hiÿâb a la mujer, tal como ha sucedido conmigo.

Ayer mismo, el bikini era el símbolo de mi liberación cuando en realidad no ha sido así, siendo por el contrario el símbolo del libertinaje, ya que me había “liberado” de mi pudor, mi castidad, mi espiritualidades y del valor de ser una sencilla persona digna de respeto.
Y hoy mi Hiÿâb es el título de mi libertad. Ojala que pueda reparar en este universo lo que haya corrompido antes de forma involuntaria por mi parte.

Nunca experimenté tanta alegría como la que sentí por abandonar el bikini y el falso brillo de una vida de “libertinaje” en South Beach para disfrutar de una vida llena de seguridad y respeto, cercana de mi Creador y afortunada por la merced de ser Su sierva como el resto de Su creación.

Por el mismo motivo llevo hoy An·Niqâb y doy mi promesa a mi Creador que moriré por mi derecho a adorarle de la manera con que pueda conseguir Su complacencia.

An·Niqâb es la encarnación misma de la libertad de la mujer para saber quién es, cuál es su objetivo, y qué nivel de relación quiere con Su Creador.

Dirijo mis palabras a las mujeres que se rinden ante las campañas difamatorias contra Al-Hiÿâb y sus virtudes, y les digo: “No tenéis idea de lo que os falta”.

Y a vosotros, los corrompedores, enemigos de la civilización, los llamados nuevos cruzados, no tengo otra cosa para deciros sino: “declarad, pues, la guerra”.

Sara Bokker es una ex-actriz/modelo y activista.
Actualmente, Sara es la directora de los medios de comunicación en “La marcha en pro de la justicia” y una co-fundadora de la red global de las hermanas.

Fuente: http://www.arabespanol.org/islam/mujer/viaje.htm