martes, 7 de abril de 2020

Siempre.

Hace menos de diez días, ella escribía estas palabras en su muro, sin saber que hoy actuarían como bálsamo reparador sobre la herida que se ha abierto en todos los corazones que lloran su pérdida.

Y sí, tenía razón, ella nunca morirá en los nuestros, pues antes de marcharse nos ha dejado decenas de enseñanzas que nos acompañarán de por vida...

Que Allah nos haga despertar de la somnolencia en la que vivimos; ciertamente, si su partida no nos hace reflexionar y mejorar, significará que nuestras almas ya están más que preparadas para que se rece por ellas la oración fúnebre, pues será señal suficiente de que no queda vida en ellas.

اللهم ثبتنا حتى نلقاك

Esperando sonrisas entre lágrimas...


Duele cerrar los ojos porque te veo...
Duele estar en silencio porque te oigo reír...

Consigo dormir un par de horas después de la noche más amarga que me ha tocado saborear hasta el día de hoy. Abro los ojos y me espera una notificación de mensaje de tu padre. Me aferro a que todo ha podido ser una pesadilla, a que me ha escrito para seguir informándome sobre tu estado de salud. “Sí, Randa. Tiene que ser eso. Todo eso lo has soñado. Ella se está recuperando”. 

Desbloqueo la pantalla con cierto miedo. 
No. No era una pesadilla. Es verdad. Mi Whats App sigue inundado de súplicas por ti, te llora incluso quien no tuvo la dicha de conocerte.

Y se me vuelve a desbordar el alma por los ojos...
Y me empiezo a preguntar...
¿Cómo se vive cuando el dolor se ha mezclado con la sangre que te corre por las venas? 
¿Cuánto se tarda en volver a respirar sin que el alma duela?
¿Cómo se aprende a vivir con los recuerdos cuando queman?
¿Cómo se vuelve a celebrar algo cuando una ausencia se hace eterna?
¿Cómo se consigue besar sin llorar la carita en la que el recuerdo de quien falta se refleja? 

Y de repente, Allah me responde. Escucho Sus palabras dentro de mí:

وَأَنَّهُ هُوَ أَضْحَكَ وَأَبْكَىٰ ﴿* وَأَنَّهُ هُوَ أَمَاتَ وَأَحْيَا 

“Él es Quien hace reír y hace llorar, Él es Quien causa la muerte y la vida”. 
(Corán, 53:43-44)





¡Alabado sea Aquél en cuyas manos están las lágrimas y la risa, así como lo están la muerte y la vida!

Bendita la Misericordia que nos tiene, que en lo más profundo de nuestras almas doloridas, nos hace sentir que de los ríos que hoy corren por nuestras mejillas, Él hará brotar sonrisas que traigan calma...

AlحamduliLlah عala kulli حal.