jueves, 21 de febrero de 2013

Un paso más hacia Allah...

Era impensable para mí hasta hace un par de años (alhamdouliLLah), la idea de poder atravesar la puerta de la casa sin antes pasar por "chapa y pintura"...corrector, quita ojeras, pre-base, base, iluminador, polvos compactos, khool, eye-liner, máscara de pestañas, brillo de labios, etc. No me suponía ningún problema sacrificar casi dos horas de sueño para madrugar y comenzar a disfrazarme, exacto, disfrazarme; pues debajo de tanto maquillaje y tanto polvo, detrás de una chica siempre con un look impecable, se escondía una chica triste, una chica que a menudo acababa dormida después de largas horas llorando, por razones que solo mi almohada conocía.

El quita ojeras y el corrector se convirtieron en mis aliados para camuflar la hinchazón de unos ojos tristes, el khool difuminaba la tristeza de mi mirada, pero ¿con qué iba a tapar los moratones que escondía mi corazón?... Por primera vez, no encontré la solución en mi neceser. 

Ese hambre de apoyo, esa necesidad de ser feliz, me llevó a toparme con el Islam.
Nací y me críe en el seno de una familia musulmana (Alhamdoulillah), pero lo único que sabía del Islam era que mi padre y mi abuela peregrinaban a Meca casi todos los años, que en el mes de Ramadan se ayunaba, y que una vez por año sacrificábamos un cordero. Algún que otro hiyab rondaba por la familia, pero para mi eran mujeres atrasadas (AstaghfiruLLah).

Comencé a buscar a Allah, no estaba segura de su existencia. A veces faltaba a clase para ir a pensar horas y horas a la orilla del mar, escuchar el Qur'an o alguna du'aa (de Sudais o Alafasy en Ramadan), mientras contemplaba la creación de Allah, era algo INCREÍBLE todo lo que veía ante mis ojos, no me explicaba como dejé pasar por alto tantas señales durante tanto tiempo. A través del maravilloso e incesante compás que llevan las olas, el vuelo de los pájaros, el color del cielo, el atardecer, el amanecer...fue que encontré a ALlah. Fue mediante los signos de Su creación, que lo reconocí como ÚNICO CREADOR, mediante Su maravillosa creación, percibí la GRANDEZA DE MI CREADOR, ALLAH (Azza ua Jal).

Comencé a rezar, comencé a tener temor de Allah, mis hábitos cambiaban poco a poco, y mis ganas de impresionar al mundo acabaron siendo nulas. Necesitaba agradar a Allah, a pesar de que esto disgustase a más de un@.
Comencé a compartir el vestuario de mi padre, vistiendo sus jerseys y sus sudaderas de chandal, ya que hacían perder las curvas de mi cuerpo.

Jamás pensé que acabaría vistiendo el hiyab antes de los 35-40, ni que a los 18 vestiría Jilbab, muchísimo menos que algún día mi corazón escondería un deseo, llevar niqab.

Tomé la decisión de vestir EL HIYAB, alhamduliLlah. Me sentí realmente feliz. Pero no era el hiyab que yo buscaba, así fue que un mes después di otro paso, hacia EL KHEEMAR (a mi familia no les parecía bien), mucho menos iban a estar de acuerdo con mi siguiente paso, EL JILBAB; a pesar de llamarme al principio "cortina", "matriuska", e insinuar que pertenezco a una secta, acabaron aceptándolo y respetando mi decisión.

Pero...ahora llevo casi un año con una espinita en el corazón, este ya más que un paso es un sueño, lo veo muy lejos, lo veo inalcanzable...EL NIQAB.
Jamás pensé que vería libertad en EL NIQAB, pero sí, la veo. Siento un sentimiento que no soy capaz de explicar cuando veo a una hermana muntaqibah (que Allah las recompense).

Las pruebas de ambas opiniones sobre el Niqab (que sea WAJIIB, obligatorio; o MUSTAHHAB, altamente recomendable) llevan desde Ramadan rondándome la cabeza. Así como miedo a la reacción de mi padre, miedo a la sociedad, miedo al "qué dirán", miedo al trato de la gente. Realmente lo que más me frena son mis padres.

Le pido a Allah (Exaltado y Enaltecido Sea) que me facilite vestir el niqab, si a ÉL lo complace.
Le pido que me otorgue Su amor, el amor de aquellos que Lo aman y el amor a toda acción que Lo complazca a Él...

domingo, 3 de febrero de 2013

La relación entre `Aqîdah y Sharî`ah

La fe tiene dos condiciones esenciales:
  • La creencia profundamente arraigada en el corazón,
  • hechos que la manifiesten. 
Si alguno de estos dos componentes esenciales no se encontrara presente, demostrará la nulidad o desequilibrio de la fe (îmân).

La fe es como un árbol bondadoso, fuerte, firmemente arraigado en la tierra, con fuertes ramas que se elevan al cielo, cargado de abundantes frutos. La fe (îmân) es el árbol, sus raíces son la creencia (`aqîdah) profundamente arraigada en el corazón, y su tronco, ramas y frutos son las obras y acciones.

Indudablemente, si las raíces son arrancadas el árbol morirá. De igual manera la fe (îmân) dejará de existir si la creencia (`aqîdah) es extirpada. Si el tronco y las ramas son cortados, el árbol se debilitará, y hasta puede morir, porque la presencia de ramas y hojas es esencial para la existencia del árbol. De igual manera, si las obras son abandonadas totalmente o en parte, la fe(îmân) disminuirá o desaparecerá.


A aquel que dice "Yo no rezo, pero soy buena persona", "Yo no obro de acuerdo a los preceptos del Qur'ân y la Sunnah; pero tengo fe en mi corazón"; le digo "QUERIDO/A HERMANO/A, la fe en el corazón, son como raíces bajo el suelo, no tienen beneficio... La fe son raíces, tronco, ramas, frutos, y si no riegas este suelo con buenas acciones jamás darán beneficio esas raíces."

viernes, 1 de febrero de 2013

Dicen que el amor es ciego...


Dicen que el amor es ciego...
Sin embargo el amor de Allah curó la ceguera de mi corazón, iluminó todo cuanto me rodeaba y me dio a conocer la verdadera felicidad a través de mi obediencia a Él.